Dado que mi pequeña trayectoria de investigación se ha centrado en la dieta cetogénica  o dietas bajas en carbohidratos, me gustaría inaugurar este blog con una publicación que pueda aclarar dudas sobre este tipo de dieta o alimentación, que en muchos casos se puede convertir en un estilo de vida; en este primer post en concreto podréis conocer más acerca de la dieta cetogénica y cuáles son los resultados de aplicarla como tratamiento  para la pérdida de peso.

Seguir una alimentación baja en carbohidratos o alta en grasas es ingerir generalmente menos de 100 g de carbohidratos por día, con una distribución de nutrientes de un 50-60% de grasas, menos de 30% de carbohidratos y entre 20-30% de proteínas. Pero existen dietas aún más restrictivas en carbohidratos, las dietas cetogénicas. Estas dietas contienen menos de 50 g de carbohidratos al día, lo que constituye menos de un 10% de carbohidratos en la distribución. Pero, ¿qué utilidad tiene esta restricción exhaustiva de carbohidratos?

El principal mecanismo que se activa tras la reducción de carbohidratos es el uso de cetonas como fuente de energía. Las reservas de glucógeno son pequeñas, aproximadamente 70-100 g en el hígado y 400 g en el músculo. La mayoría de estas reservas se agotan a las 24-48 h de la restricción de carbohidratos. Por lo tanto, cuando la disponibilidad de carbohidratos es reducida, el cuerpo estimulará al máximo la oxidación de grasas. En este momento, los cuerpos cetónicos ( acetona, acetoacetato, y ácido β-hidroxibutírico) llegan a ser un importante carburante para el organismo, éstos serán los productos resultantes de una oxidación parcial de ácidos grasos en el hígado. (1)

Hay que tener en cuenta que la pérdida de glucógeno está asociada a la pérdida de agua. Este efecto diurético se limita a la primera semana de la dieta, por lo que las pérdidas de peso después de este tiempo serán debidas totalmente a las leyes del balance energético.

Las primeras investigaciones con este tipo de dieta se aplicaron en niños con epilepsia consiguiendo resultados extraordinarios, pero en las últimas décadas ha resultado muy efectiva en el tratamiento de la diabetes, pérdida de peso, cáncer(2)  y síndrome de ovario poliquístico(3),  así como la mejora del rendimiento.

Una reciente revisión(4) ha relacionado esta dieta con la función mitocontrial y su poder endógeno antioxidante , que es activado por el aumento de cetonas en el organismo. Es por eso que según esta revisión una alimentación cetogénica  bien estructurada debería tener mejores beneficios que una dieta baja en carbohidratos en la que no se consigue entrar en cetosis.  Esto es debido a que los mecanismos implicados en esta cetosis protegen contra enfermedades crónicas a través de la mejora de la función mitocondrial y el estrés oxidativo.

Estas investigaciones ya hablan de un nuevo concepto ‘mitohormesis’, el cual abordaremos en próximos posts.

PÉRDIDA DE PESO

Multitud de estudios comparan dietas altas en carbohidratos con dietas bajas en carbohidratos o cetogénicas y han mostrado que estas últimas pueden ser efectivas en la reducción de la masa grasa, además de mejorar los componentes lipídicos en sangre reduciendo la lipogénesis e incrementando la lipolisis (5).

Pero algo muy interesante es que la pérdida de peso a largo plazo se produce debido a que su alta cantidad en grasa reduce el apetito gracias al péptido YY y otras hormonas que controlan el apetito como son la leptina y la grelina. La grelina es secretada por el estómago  y funciona como una señal de apetito que incrementa el hambre, estimula el consumo de comida y disminuye la utilización de grasas del tejido adiposo. Por el contrario, el péptido YY se segrega después de las comidas y reduce el apetito incrementando la saciedad. Una dieta baja en grasas reduce el péptido YY más que una dieta baja en carbohidratos. Esto sugiere que la saciedad se mantiene mejor con una dieta baja en ch que con una baja en grasas.(6,7)

Algo también interesante es que un gran número de estudios han informado sobre sus beneficios en el mantenimiento de la masa muscular. Es posible que la oxidación de ácidos grasos y el metabolismo de los cuerpos cetónicos sean capaces de proporcionar suficiente energía para compensar el decrecimiento de la disponibilidad de glucosa, ahorrando así las proteínas del músculo y manteniendo la masa magra (1). Bajo mi punto de vista ese mantenimiento de la masa muscular podrá ser debido siempre que esa dieta sea acompañada de entrenamiento de fuerza.

Por lo tanto, una dieta cetogénica unida a la práctica de actividad física o ejercicio podría ser una intervención adecuada para preservar aún la masa muscular y promover mayor gasto calórico.

En resumen,

  • Para la pérdida de peso puede ser una opción interesante en aquellos individuos que no toleren muy bien los carbohidratos o aquellos que no consigan una adherencia a una dieta hipocalórica por problemas de ansiedad y hambre, ya que esta aumenta la saciedad y disminuye el apetito.
  • Si se realiza, deberá ser con un control exhaustivo por parte de un nutricionista que pueda controlar la deficiencia de algún nutriente.
  • En mi opinión, cualquier plan nutricional que conlleve un balance energético negativo tendrá como resultado una pérdida de peso. Esto unido a una actividad física de resistencia y fuerza podría preservar aún más la masa muscular y promover mayor gasto calórico.

 

Bibliografía

1.  Bilsborough SA, Crowe TC . Low-carbohydrate diets: what are the potential short- and long-term health implications? Asia Pac J Clin Nutr 2003; 12: 396–404

2. P. N. Hyde, M. B. Lustberg, V. J. Miller, R. A. LaFountain, and J. S. Volek, “Pleiotropic effects of nutritional ketosis: conceptual framework for ketoadaptation as a breast cancer therapy,” Cancer Treatment and Research Communications, vol. 12, no. 2017, pp. 32–39, 2017.

3. Rashidi, B., Haghollahi, F., Shariat, M., & Zayerii, F. (2009). The effects of calcium-vitamin D and metformin on polycystic ovary syndrome: a pilot study. Taiwanese Journal of Obstetrics and Gynecology48(2), 142-147.

4. S. Vidali, S. Aminzadeh, B. Lambert et al., “Mitochondria: the ketogenic diet–a metabolism-based therapy,” International Journal of Biochemistry & Cell Biology, vol. 63, pp. 55–59, 2015.

5. Paoli, A. Ketogenic Diet for obesity: friend or foe?; International Journal of Environmental Research and Public Health,2014; 11:2092-2017.

6. Bazzano LA, Hu T, Reynolds K, Yao L, Bunol C, Liu Y, et al. Effects of low-carbohydrate and low-fat diets: a randomized trial. Annals of internal medicine. 2014;161(5):309-18

7. Hu, T., Yao, L., Reynolds, K., Niu, T., Li, S., Whelton, P., … & Bazzano, L. (2016). The effects of a low-carbohydrate diet on appetite: A randomized controlled trial. Nutrition, Metabolism and Cardiovascular Diseases26(6), 476-488.